lunes, octubre 11, 2010

Srbija (I)



Como sabéis, según mi antiguo y lejano post, pasé buena parte del mes de agosto en los Balcanes. Lo que me condujo allí fue participar en otro voluntariado, en esta ocasión fotográfico. Cada verano aprovecho estas iniciativas para colaborar en un proyecto que beneficie a una comunidad, conocer gente y su entorno desde dentro. Este año no podía negarme al estar enfocado, nunca mejor dicho, a una de mis aficiones: la fotografía.


El voluntariado duró diez días. Luego pasaría otros 11 recorriendo buena parte de Serbia y Bosnia. Pero eso lo veremos más adelante, antes de nada empezaremos el viaje desde el principio, y no me refiero a la compra de una mochila tipo peregrino, ni a la sorpresa del objetivo fotográfico que deja de funcionar, sino en el destino.


- ¿Te vas a Serbia? Madre mía, pero esos no están en guerra? Llévate cuidado. Que valiente eres!


Esa fue la reacción de la mayoría de conocidos al saber cual sería mi destino. Pese al respeto de los comentarios y a los consejos insuflados, lejos de amilanarme yo confiaba en que todo allí iba a salir bien. Y así fue...


Nada más aterrizar mi primera impresión es que me iba a encontrar una ciudad/país lleno de pobreza. El trayecto que separa el aeropuerto de la ciudad parecía confirmar esta percepción. El camino se encuentra sembrado de chabolas a la par con casas rurales. Muchas de ellas muestran su cara de ladrillo al no estar enlucidas. Debieron construirse tras la guerra, pero las necesidades hicieron que fueran habitadas antes de estar terminadas del todo.


Como tantas otras veces la primera impresión fue errónea y no encontré ni un ápice de pobreza, no viven como ricos pero no se veía a gente pidiendo. Tampoco encontré a gente violenta ni peligrosa, la gente fue muy amable y hospitalaria con nosotros; siempre abiertos y dispuestos a hacernos pasar unos días inolvidables.



De inicio lo que me sorprendió es que Serbia es un país muy verde, es decir tiene mucha naturaleza allá donde dirijas tu mirada. Además vive mucha gente joven. Los precios son baratos si tenemos en cuenta aquello que ellos producen, es decir la comida, transportes etc. El resto de productos (ropa, electrodomésticos...) que son importados tienen el mismo precio que aquí. La diferencia y principal agravio es que su salario mensual puede llegar como mucho a los 300 euros.


Retornando al proyecto de voluntariado, éste lo formábamos 11 jóvenes, algunos menos, llegados desde distintos lugares del planeta, pasando desde Corea del Sur a México, atajando por Rusia, visitando Finlandia..., que partiendo de cero al no conocer ese entorno, estábamos dispuestos a plasmar en instantáneas los diversos aspectos de Valjevo: sus ciudadanos, arquitectura, vida urbana, naturaleza, fiestas, costumbres. Imaginaos el intercambio de puntos de vista con gente tan variopinta cada uno con un enfoque cultural y fotográfico distinto.


Bajo el aliciente de conseguir nuestra "picture of the day" íbamos tomando fotos de las fiestas, de los edificios, retratando a los ciudadanos en la calle principal del pueblo, adentrándonos en la naturaleza durante las excursiones...para terminar haciendo una exposición en la calle principal del pueblo. Al final de año publicarán un calendario con las mejores fotos y si económicamente es posible, un mosaico gigante con todas las fotos de retrato que hicimos.


Y este fue un sucinto resumen de lo que consistía el voluntariado. Pronto seguiré con el resto del viaje...



Foto Valjevo 10 de agosto 2010. Bruixot