"Los olivos se secan y Palestina ve
como bajo los escombros duermen
palomas que se esconden del invierno."
Zona Cero. Ismael Serrano
Papá siempre protege a sus hijos. Como buen padre, es incapaz de encontrar ningún defecto en ellos y si los hay los transforma en virtudes a ojos del resto de la humanidad. Para conseguirlo no escatima en mentiras ni disfraces. Cualquier artimaña es válida para culpar al inocente y demostrar que sus retoños son los niños buenos del barrio. El resto de padres conoce esta liturgia.
Papá se vuelve furioso, más todo poderoso si aún cabe, cuando defiende a su hijo más pequeño. El niño de sus ojos, el niño mimado: Israel. A él nadie le puede llevar la contraria; si le gusta algún cromo, canica o trozo de regaliz, no duda en quitárselo a otro niño, aplicando artes violentas para conseguirlo. Del rostro del otro pequeño emanan lágrimas mientras se defiende. Enseguida todo termina. Aparece papá para imponer su ley.
Las asociaciones de padres se reúnen para analizar la conducta de Israel. No es la primera ni la última vez que lo harán. Entre los padres hay opiniones opuestas. Algunos de ellos no aceptan ni su conducta ni la del padre. Sus actos suscitan iras, pero lo critican impotentes a escondidas. El resto, cegados por su grado de afinidad y amistad se atreven a defenderlo.
Suena la sirena. Una vez más concluye otra reunión viciada de antemano. Nadie es capaz de tomar cartas en el asunto. Ninguno se atreve a alzar la voz, todos agachan la cabeza, hacen oídos sordos y callan. Se marchan a casa.
Y así transcurren los años viviendo todos en el mundo de papá...
Foto. Laoconte y sus hijos. Roma, 20 de julio de 2005. Bruixot
Paranoias nocturnas. Bruixot, 16 de julio de 2006
3 comentarios:
Triste, pero cierto.
... demasiada ceguera de los padres? será que no se quieren sentir fracasados o responsables? miedo de los demás a que no se le juzgue también a ellos?
...y, entre todos, seguimos augmentando el horror y la irracionalidad el mundo de papá... triste, triste, triste...
pd. q escultura tan impresionante, verdad?
Me ha gustado mucho el texto. Y es que los niños más gilipollas suelen ser hijos de los más gilipollas, también. De lo que se mama se cría.
Que sepas que continúo leyéndote, aunque no siempre pueda postear.
Salidos desde esta calurosa y cada vez más triste ciudad.
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