lunes, enero 27, 2014

Retorno sin

"Ahora tendré que salir a buscarme" Salitre. Quique González

Aquella tarde mientras tendía, mezclado entre la ropa limpia apareció uno de tus pelos. Largo, rojizo, no cabía duda que era tuyo. Te pertenecía. Lo perdiste uno de esos días previos que pasamos juntos en casa.
Lo agarré de un extremo para observarlo en toda su dimensión y lo asomé al vacío que ofrecía el balcón. Como un funambulista se tambaleó de un lado a otro consciente de que allí abajo se encontraba el precipicio, la nada remota de la que nada ni nadie ha sido capaz de regresar. Sin reflexionar, lo dejé escapar como un suicida. Tan pronto como voló me di cuenta de que lo perdía y no sólo al pelo, sino que con él te perdía a ti también. Intenté rescatarlo, pero unos simples segundos eran demasiado tarde. Ni la mirada podía alcanzarlo. Sin desearlo te había dejado marchar y a pesar de que intentara rescatarte nunca te recuperaría. Nunca regresarías.

A veces me pregunto si todo fue un cúmulo de casualidades o el simple destino. Como el repicar de las campanas, como las sirenas de emergencia que te advierten de un desenlace fatal, fue todo el anuncio de lo que sucedió sólo unas horas después. Esta vez fuiste tú quien me soltaste. Allí me quedé observando desde el interior del precipicio sin poder alcanzarte ni conservarte, sin poder salvarte ni salvarme.

1 comentario:

amelche dijo...

Bueno, son cosas que pasan. A veces hay que dejar volar a las personas, como a los pelos.