-Te contaré una historia –dijo Zedka-. Un poderoso hechicero, queriendo destruir un reino, colocó una poción mágica en un pozo del que todos sus habitantes bebían. Quien tomase aquella agua, se volvería loco.
“Cuando los habitantes de aquel reino se enteraron del contenido de los decretos, quedaron convencidos de que el soberano había enloquecido y por eso disponía cosas sin sentido. A gritos fueron hasta el castillo exigiendo que renunciase.
“Desesperado, el rey se declaró dispuesto a dejar el trono, pero la reina lo impidió diciendo:”Vayamos ahora hasta la fuente y bebamos también. Así nos volveremos iguales a ellos”.
“Y así se hizo: el rey y la reina bebieron el agua de la locura y empezaron inmediatamente a decir cosas sin sentido. Al momento sus súbditos se arrepintieron: ahora que el rey estaba mostrando tanta sabiduría, ¿por qué no dejarle gobernar?
“El país continuó en calma, aunque sus habitantes se comportasen de manera muy diferente a sus vecinos. Y el rey pudo gobernar hasta el fin de sus días.
Verónica se rió
(Extracto de Veronika decide morir - Paulo Coelho)
Foto, Asómate al Trastevere. Roma 20 de julio de 2005. Bruixot