Que triste se oye la lluvia
en los techos de cartón.
Que triste vive mi gente
en las casas de cartón.
Viene bajando el obrero
casi arrastrando sus pasos
por el peso del sufrir.
Mira que mucho ha sufrido
mira que pesa el sufrir
Arriba deja la mujer preñada
abajo está la ciudad
y se pierde en su maraña
Hoy es lo mismo que ayer,
es un mundo sin mañana.
Que triste se oye la lluvia
en los techos de cartón.
Que triste vive mi gente
en las casas de cartón.
Niños color de mi tierra
con sus mismas cicatrices
millonarios de lombrices
y por eso...
que triste viven los niños
en las casas de cartón.
Que alegres viven los perros,
casa del explotador.
Usted no lo va a creer
pero hay escuelas de perros
y les dan educación
pa' que no muerdan los diarios,
pero el patrón
hace años muchos años
que está mordiendo al obrero.
Que triste se oye la lluvia
en los techos de cartón
que lejos pasa la esperanza
en las casas de cartón.
No he podido encontrar la versión que se hace de la canción de Los Guaraguao que aparece como tema central en la película, pero ésta de Javier Álvarez no tiene nada de desperdicio. Voces inocentes cuenta la historia de los niños soldados, esos pequeños a los que le roban su infancia siendo reclutados para luchar en una guerra civil sin saber como se maneja un arma, ni las consignas del bando que defienden. En esta ocasión la historia transcurre en El Salvador, pero podía haber ocurrido en cualquier otro sitio del planeta: Afganistán, Somalia...
en los techos de cartón.
Que triste vive mi gente
en las casas de cartón.
Viene bajando el obrero
casi arrastrando sus pasos
por el peso del sufrir.
Mira que mucho ha sufrido
mira que pesa el sufrir
Arriba deja la mujer preñada
abajo está la ciudad
y se pierde en su maraña
Hoy es lo mismo que ayer,
es un mundo sin mañana.
Que triste se oye la lluvia
en los techos de cartón.
Que triste vive mi gente
en las casas de cartón.
Niños color de mi tierra
con sus mismas cicatrices
millonarios de lombrices
y por eso...
que triste viven los niños
en las casas de cartón.
Que alegres viven los perros,
casa del explotador.
Usted no lo va a creer
pero hay escuelas de perros
y les dan educación
pa' que no muerdan los diarios,
pero el patrón
hace años muchos años
que está mordiendo al obrero.
Que triste se oye la lluvia
en los techos de cartón
que lejos pasa la esperanza
en las casas de cartón.
No he podido encontrar la versión que se hace de la canción de Los Guaraguao que aparece como tema central en la película, pero ésta de Javier Álvarez no tiene nada de desperdicio. Voces inocentes cuenta la historia de los niños soldados, esos pequeños a los que le roban su infancia siendo reclutados para luchar en una guerra civil sin saber como se maneja un arma, ni las consignas del bando que defienden. En esta ocasión la historia transcurre en El Salvador, pero podía haber ocurrido en cualquier otro sitio del planeta: Afganistán, Somalia...
Es entonces cuando a pesar de los malos momentos, de vivir asfixiado en el primer mundo, te das cuenta de que te sientes afortunado por haber caído en esta parte del planeta, donde sólo te escondes bajo de la cama en el juego del escondite y no para evitar que las balas te crucen el cuerpo. Afortunado de tener una familia, una educación, una casa con paredes, algo que llevarte a la boca cada día, ocio...pero a su vez desafortunado por tener un reloj que te esclaviza, un ritmo de vida estresante y exigente, no disfrutar de los días ni de las pequeñas cosas exento de propiedades; encontrar hipocresía en cada esquina, ver brotar la envidia en las aceras...