yo me crispo,
tu te crispas,
él/ella se crispa,
nosotr@s nos crispamos
vosotr@s os crispais
ell@s se crispan
Hace unas semanas acudí con mi madre a la exposición “1974-1982. La transición de la democracia en Alicante” en la que se hace un repaso desde el punto de vista local, provincial y nacional al proceso de transición desde la dictadura hacia la democracia.
Esta exposición refleja el nacimiento de los distintos partidos políticos y sindicatos, surgidos desde la clandestinidad, la aparición de movimientos asociacionistas ilegales, las primeras elecciones democráticas, etc. Pero también muestra temas silenciados por el franquismo, que alzaron su voz con los nuevos tiempos como el feminismo, entendido por igualdad de derechos, la protección del medio ambiente y la reivindicación de la cultura que tanta persecución y censura había sufrido con el franquismo.
La conclusión que saqué de aquella exposición, que me pareció bastante interesante, fue que la figura del político debió distar mucho de la imagen que convive con nosotros en la actualidad. Me dio la sensación de que durante los últimos años del franquismo y primeros de la transición, un político o sindicalista "clandestino" desempeñaba el rol de un héroe en el que los ciudadanos depositaban su confianza en aras de conseguir esas libertades privadas durante tanto tiempo y en definitiva, una sociedad mejor. Se confiaba en ellos.
Hoy en día, esa imagen me resulta bastante difuminada, quizás por el estado de bienestar y libertad alcanzado, por los casos de corrupción de los distintos partidos o por el ambiente de crispación constante que les rodea, evadiendo temas realmente importantes a tratar.
Manifestarse se ha convertido en una moda, cuyo sentido dista de aquellas revueltas previas a la obtención de la democracia. Actualmente hay manifestaciones justas, otras injustas, fundamentadas y otras propagandísticas. Ahora sólo constituyen un elemento más generador de crispación y de omisión de la problemática real.
Desde 1999 más de 500 mujeres han muerto a manos de su pareja o compañero, por no contar las miles que lo sufren en silencio ¿hubo alguna movilización política? ¿Por qué a nadie le interesa que a la principal arma de futuro de un país le sea imposible acceder a una vivienda? Que miles de inmigrantes fallezcan intentando alcanzar las costas españolas ¿a quién le importa eso?... ¿Alguien sabe cuándo será la convocatoria, por supuesto con autobús y comida gratuita, para manifestarse po estos temas? Advertidos estáis ¡A que me crispo!
ya quisiera yo ser...
Foto, Alguna pared de Arzúa de Camino a Santiago. 29 de septiembre de 2005. bruixot.
4 comentarios:
¡Qué razón tienes! Recuerdo mi niñez a finales de los 70 (en el 81 nos mudamos a Elche) en un barrio de Badalona (Barcelona) donde no teníamos colegio. Cada dos por tres había manifestaciones y cortes de tráfico para pedir que lo construyeran y salíamos a la calle gritando: "¡Vecinos, mirones, bajad de los balcones!" y otras lindezas contra Suárez, que era el presidente de turno.
Los padres arreglaron un sótano y nos metieron allí y vinieron ellos a darnos clase por turnos, hasta que al final el gobierno cedió, se dio cuenta de que necesitábamos un colegio y mandó profesores. Cuando el colegio estaba a punto de ser inaugurado, nos mudamos a Elche y jamás lo estrené (a cambio y por casualidades de la vida, estrené otro en Elche que abría ese año sus puertas). Pero esas eran las cosas por las que valía la pena luchar y manifestarse y las cosas que unían a la gente y nos hacían luchar por un bien común (un colegio en este caso).
amelche, tienes razón necesidades objetivas ante las que era necesario manifestarse y por voluntad popular. Que pena que no estrenaras el colegio, aunque el cambio no fue malo, no?
Un besito
Elemento de crispación y omisión, tú lo has dicho..
Críspate, hay motivos de sobra.
Yo me crispo contigo.
Únete amiga Amelche...:))
Besitos.
aylandara, no porfa si tú te crispas que va a ser ya de este país. Yo te propongo que te crispis de Kellogs :-)
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