martes, noviembre 08, 2005

Animalario


Cada mañana suelo ir caminando hacia el lugar de trabajo, bien para conciliarme con mi persona, es decir un poquito de aire fresco es la mejor crema reductora de arrugas y la mejor cafeína, y a su vez para fusionarme entre el asfalto y habitantes de esta ciudad.
El caso que esa mañana era otra de esas mañanas en la que el trayecto siempre te aporta cosas nuevas transmitidas a través de una cara, un lugar, un aroma, un sonido, recuerdos... hasta que me encontré con un gato. Por el color parecía un siamés pero sin lugar a dudas por el aspecto de su pelo deshilachado, se trataba de un gato callejero.
Se encontraba en medio de un descampado, próximo edificio a construir. Sigiloso a la luz del amanecer cavaba con sus patas un agujero. No soy un entendido en animales, es por ello mi sorpresa cuando lo vi como hacía sus necesidades dentro del mismo. En esos momentos esbozo una sonrisa matutina, sólo por estas cosas merece la pena madrugar.

Si esto es capaz de hacer un gato sin la educación, que será posible de hacer uno que vaya a la escuela, y de la universidad ya ni hablo.

Metros adelante me tropiezo con una caseta verde, de esas de la Once. En su vientre aparece un cartel. “Gracias a vuestra ayuda hemos adiestrado 800 perros guía...”. Me sigo soprendiendo de lo que es capaz de hacer el género animal.
Mientras las golondrinas sobrevuelan la cabeza, en número profundamente limitado y cada vez menor, ¿por qué será? Será que hace mucho calor para ellas, será que nos las estamos cargando.

Avanzo en mi camino y me encuentro con una papelera verde, avanzo metros otra, y otra más...cuatro, cinco, seis, siete....y así podría estar todo un día.
Estoy seguro que España gana una estadística mundial en cuanto a medio ambiente: somos el país del mundo que más papeleras tiene por metro cuadrado, así como el que más papel tira fuera. Y es cierto vas a otros países y no ves papeleras, pero tampoco papeles en las calles.

Si una conclusión pude sacar del día, si es que ya no lo tenía suficientemente verificado, fue que cualquier animal es mucho más inteligente que el género humano. Que pasará el día que las hormigas sepan escribir, que los perros puedan leer, y las tortugas estudiar, ¿a dónde iremos a parar?

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